Introducción
Esta clase ofrece una visión de la historia de las culturas más significativas de la península ibérica y el continente americano antes de 1700.
La cuestión de dónde comenzar una narrativa histórica es siempre problemática y por fuerza una decisión arbitraria: es imposible marcar el principio de los acontecimientos humanos; tampoco es posible indicar con precisión alguna el “comienzo” de una cultura o una sociedad, porque a todos efectos, no lo tienen.
El pasado de la humanidad (al igual que el presente) es la historia de migraciones y movimientos de personas, sociedades y culturas: desplazamientos en búsqueda de caza y pesca; nomadismo; dispersión de poblaciones ante catástrofes naturales o humanas; invasiones y conquistas; colonizaciones; comercio; inmigración y emigración... La fundación de grandes asentamientos urbanos —el sello de lo que se puede llamar la civilización— tampoco pone freno a este movimiento. Al contrario, las ciudades atraen inmigrantes de otros lugares y se convierten en centros de intercambio cultural y comercial que en sus momentos de crecimiento son política y económicamente expansionistas.
La forma de historiografía dominante en nuestra época es la historia “nacional”. El concepto de “nación” es harto problemático; en su uso más común y corriente, se refiere a una entidad definida típicamente por fronteras políticas y lingüísticas establecidas en tiempos modernos (España, Portugal, Francia, México, Argentina, Estados Unidos, China, etc.). Como se verá a lo largo de este semestre, sin embargo, el dinamismo de la historia no necesariamente respeta las fronteras políticas. Además, las que son hoy en día las fronteras de un país no lo han sido siempre y resulta sumamente complicado equiparar un país del siglo XXI con las entidades políticas que ocuparon más o menos el mismo territorio hace siglos.
Por otra parte, el mismo modo de pensamiento que insiste en examinar el pasado desde el punto de vista de la historia de las “naciones” es el que proporcionó la lógica organizativa de los departamentos de historia y de lenguas en las universidades modernas. (Nuestros departamentos en Columbia y Barnard no son una excepción: todos sus profesores son especialistas, entre otras cosas, en las culturas de las sociedades que han ocupado las zonas del mundo donde hoy se habla español, portugués y catalán.) Por esta razón, esta clase sirve como base para los cursos más avanzados que se imparten en nuestros programas.
Si bien esta clase incurre en los hábitos de la historia “nacional”, al narrar el pasado de la península ibérica y el continente americano con la exclusión de otras historias, es importante recordar siempre que una persona de la Ciudad de México del siglo XXI no es lo mismo que una persona de esa misma zona de Mesoamérica hace 2000 años; un sevillano de hoy no es lo mismo que un hispanorromano de la antigua ciudad de Itálica (cerca de la Sevilla actual), por obvio que esto pueda parecer. No obstante, estas culturas antiguas ya desaparecidas han sido un importante punto de referencia cultural para sociedades posteriores a lo largo de los siglos. Por eso, en los libros escolares del Perú de hoy, por ejemplo, las civilizaciones antiguas de los Andes desempeñan un papel central. Ocurre algo parecido en todos los países modernos donde la enseñanza de la historia se considera un deber importante de la sociedad. Nos puede parecer lógico y hasta “natural”, pero ésta no es la única manera de entender el pasado. De hecho, una de las cuestiones más interesantes en el estudio de cualquier cultura tiene que ver con sus hábitos de pensamiento sobre el pasado y su modo de organizar ese conocimiento en narrativas históricas.
En esta clase se invita a los estudiantes a preguntarse por qué se habla de ciertas cosas del pasado y no de otras —cuáles son los criterios para la inclusión o la exclusión— y por qué se centra en ciertos territorios y culturas. Se debe pensar también en las circunstancias y elementos que limitan o incrementan la perdurabilidad de la evidencia que se utiliza para el estudio del pasado y cómo esto afecta necesariamente nuestra percepción de las épocas anteriores. Se debe cuestionar asimismo por qué se privilegia ciertos tipos de evidencia y no otros. Son preguntas que no tienen necesariamente una respuesta clara, pero no por eso deben obviarse.
En la clase Spanish W3330 se discutieron con detenimiento los conceptos de cultura y de estudios culturales. Abajo aparecen algunas propuestas sobre el concepto de "historia", así como una colección de mapas físicos y políticos de Europa y América Latina. Incluimos también una advertencia sobre la naturaleza de algunos de los materiales del curso.