Totalitarismo Globófobo

Mario Vargas Llosa comparaba al movimiento anti-globalización con una sublevación campesina que existió a finales del siglo XIX en los estados de Bahía y Sergipe en el norte del Brasil: la revolución de “los quebraquilos”. Liderados por el carismático predicador, el Apóstol Ibiapina, ese grupo revolucionario se oponía a la introducción del sistema métrico decimal y asaltaba tiendas y almacenes destruyendo balanzas, quilos y metros. Los quebraquilos, decía Vargas Llosa, intentaron evitar lo inevitable “negando lo real y lo posible en nombre de lo imaginario y la quimera”. Lo mismo que los globófobos.

A pesar de ser una comparación acertada, el gran escritor peruano olvidó que, además de las acciones violentas y la negación de lo real, los dos grupos comparten la tendencia a falsear la verdad. Detrás del movimiento quebraquilos había una oposición radical al intento del gobierno de acabar con la evasión fiscal. En lugar de decir que se oponían al pago de impuestos, los campesinos sublevados decían oponerse al sistema métrico y la tomaron, de una manera que hoy nos parece cómica, con las balanzas. El movimiento de la globofobia , por su parte, dice luchar contra la globalización “porque causa pobreza en los países del tercer mundo”. La realidad es, sin embargo, que muchos de sus miembros interesados buscan el proteccionismo comercial de las economías norteamericanas y europeas, proteccionismo que daña a los países pobres al impedir la venta de sus productos agrícolas en nuestros lucrativos mercados.

Otro punto de coincidencia es la ignorancia de lo que significa el ABCDE. Los campesinos quebraquilos eran analfabetos y no sabían el abecedario. Los globófobos de hoy, que no son analfabetos, ignoran que la conferencia anual sobre desarrollo económico (las siglas en inglés son ABCDE) no es la reunión anual conjunta del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional que el año pasado se celebró en Praga y que a ellos les gusta boicotear. ¡Esa reunión se celebró el mes pasado en Washington! La ABCDE es una reunión de economistas, académicos e intelectuales, muchos de ellos críticos con la globalización y todos ellos preocupados por la pobreza, que buscan soluciones a los gravísimos problemas económicos y de salud pública del tercer mundo. Los trabajos presentados en la conferencia se publican en un libro. Si los globófobos se preocupan tanto por los países pobres, ¿por qué se oponen a la discusión de ideas (repito, ¡discusión de ideas!), sobre como sacar del pozo a las maltrechas economías del tercer mundo?

Curiosamente, el anuncio de la cancelación del ABCDE de Barcelona se ha producido durante la semana que marcaba el 68 aniversario de uno de los episodios anticulturales más barbáricos que vivió el siglo XX: la primera gran quema de libros considerados “antiealemanes” por parte de los seguidores de Adolf Hitler el 15 de mayo de 1933. La portavoz del Banco Mundial, comparó el boicot con las quemas de libros. No sé si la comparación con los “Hitlerjugend” es acertada o no. Pero en cualquier caso, el boicot violento y el intento de censura de académicos son muestras de la intransigencia totalitaria, antidemocrática y violenta con la que se asocia el movimiento de la globofobia. Ya sé que algunos dirán que ellos no promocionan la violencia. Y es cierto muchos de los que se oponen a la globalización son pacíficos. Pero, no nos engañemos ya que todos sabemos como acaban esos “boicots pacíficos”: pedradas, detenciones, ataques a establecimientos, destrucción de edificios, sangre, incendios y violencia.

Uno puede creer que para erradicar la pobreza en África hay que condonar la deuda y otro puede creer lo contrario. Uno puede creer que la introducción de mercados y las tecnologías que caracterizan la globalización son buenas para los países pobres y otros pueden discrepar. Uno puede creer que la globalización es el problema y otros pueden creer que es la solución. En cualquier caso, lo civilizado sería discutir todo eso aportando datos, evidencia y buscando la verdad, ¿no?. Pues eso era precisamente el objetivo de la conferencia ABCDE de Barcelona que, lamentablemente, no se celebrará.

Y quien diga que en las reuniones como el ABCDE solo se invita a los defensores de la globalización y que la voz de los pobres y de los antiglobalizores nunca está representada, no dice la verdad. Yo he asistido a reuniones del Banco Mundial, del FMI y del foro de Davos donde numerosos representantes de organizaciones como Oxfam, Jubileo 2000, Earth 3000, New Economics Foundation, Africa Matters y un largo etcétera, expresaban sus opiniones en contra de la globalización y sus propuestas para resolver los problemas. Sus voces han sido escuchadas como la que más. Lo irónico es que, mientras ellos hablaban, miles de violentos se manifiestan en los alrededores del edificio reclamando que se les escuche.

La suspensión de la conferencia ABCDE en Barcelona es lamentable porque se ha censurado a unos académicos que solamente querían aportar soluciones a los graves problemas del tercer mundo. Pero, sobre todo, es lamentable porque se ha cancelado por miedo a la intimidación violenta. Y lo más triste es que ese miedo se ha promocionado desde algunos sectores de la universidad catalana desde donde debería defenderse la pluralidad de opinión y la libertad de reunión. El totalitarismo globófobo ha dado una gran lección de “libertad de expresión”.

 

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Xavier Sala-i-Martín és Catedràtic de Columbia University i Professor Visitant de la Universitat Pompeu Fabra

© Xavier Sala-i-Martín, 2001.