Acogiéndome
al derecho de réplica que me asiste como ciudadano español, avalado
además de por mi condición de Secretario General de un sindicato
representativo de los trabajadores de la minería asturiana, y de otras
ramas de actividad sindical, por la de representante político
institucional, y haciendo uso del derecho constitucional a la libertad
de expresión que los ciudadanos hemos conquistado en la lucha contra la
represión franquista, tengo que replicar, con la máxima dureza, ante
las intolerables declaraciones realizadas por usted, señor Sala, un
personaje, cuya pintoresca imagen de yupi neoyorkino, ha sido
profusamente utilizada, por ciertos poderes fácticos de esta región,
como estandarte de la opinión ultraconservadora que se refugia en
algunos consejos de administración, gracias al apoyo mediático, político
e institucional que usted recibe, en virtud de su condición de
protegido del señor Josep Oliú, cabeza visible del conglomerado
financiero Banco de Sabadell, que actúa en Asturias con dos marcas simbólicas
vinculadas a la historia de esta región (el Banco Asturias y el Banco
Herrero).
Deseo
manifestar mi orgullo y mi satisfacción porque un personaje tan endeble
ideológicamente como el economista catalán Xavier Sala i Martín, me
considere un "paleomarxista", "un sindicalista anticuado",
"que sólo busca la defensa de lo antiguo, de lo rancio y la
supresión de las libertades". Me satisfacen esas palabras,
viniendo de quien vienen: De un mercenario ultraliberal que, como si de
una máquina recreativa se tratase, habla, cada vez que se introduce un
Euro en la ranura. La diferencia entre usted y yo es evidente, a usted
le pagan los ricos, los multimillonarios, los dueños de los Bancos...
por tirarnos sus panfletos a la cara. A mí me eligen los trabajadores y
los ciudadanos para representarlos en instituciones democráticas, como
son los Sindicatos y el Parlamento. La diferencia es obvia: usted se
debe al poder económico; yo al interés general.
Por eso
usted se atreve a usar discursos demagógicos contra Lula y tantos otros,
contra las políticas sociales en el mundo, etc, yo sólo le digo que más
que un reaccionario, señor Sala, usted es un "pobre hombre",
como le calificó el presidente del movimiento antiglobalización.
Sus
declaraciones, señor Sala, encarnando en mi persona la defensa de lo
que siempre he defendido y seguiré defendiendo mientras viva, sólo
pueden producirme alegría, porque estoy seguro de que voy por el buen
camino: el de la reivindicación de los derechos de unos trabajadores y
un pueblo, el asturiano, que de momento, mantienen unas cotas razonables
de bienestar, gracias a una defensa cerrada de los intereses populares
contra los intereses de los oligarcas, los patrones de usted, señor
Sala, aquellos que hicieron el gran negocio, un negocio político, el de
la venta del Banco Herrero a una Caja de Ahorros pública ¿es eso lo
que pregonan ustedes los liberales? Pues claro, por supuesto, ustedes,
los llamados liberales siempre apoyan que el dinero público vaya a los
bolsillos privados, para que los ricos sean más ricos, mientras
critican que se destine dinero a los bolsillos de los trabajadores. Ese
es el trabajo sucio que usted vino a hacer aquí con sus ridículas prédicas.
Para usted y los que son como usted, siempre es buen que un rico se
forre, aunque sea a costa del dinero público; eso no lo critican nunca.
Y si no, señor Sala, ¿por qué no critica usted que el Banco Herrero
esté reduciendo sus gastos prejubilando trabajadores con dinero público?
No, por supuesto, usted jamás morderá la mano que le alimenta.
Gracias a
la actitud vigilante y a la lucha desarrollada, los asturianos y las
asturianas hemos logrado unas condiciones económicas y sociales
razonables (sólo razonables), para afrontar el salvaje proceso de
desindustrialización regional, motivado por la ola especulativa
desatada por las políticas conservadoras defendidas por los
propagandistas de su calaña, los grandes grupos multinacionales, y su
corolario, la globalización económica (el resultado material de unas
políticas económicas teóricas y prácticas) que entre todos, los que
actúan y los que apoyan, han trasladado hacia el tercer mundo, con
sueldos de miseria y condiciones sociales inhumanas, el trabajo
productivo que antes se desarrollaba en el mundo rico. Esa es la
realidad.
Si en
Asturias hubiésemos seguido la receta que propagan los charlatanes como
usted, la misma receta que en Inglaterra aplicó el Gobierno de Margaret
Tacther, la musa de usted y de sus patronos, los asturianos y las
asturianas no tendríamos rentas para sobrevivir, tendríamos que haber
vuelto a la emigración en masa, pues no habría consumo, el comercio se
habría desplomado, no existiría sector servicios, y ni siquiera tendríamos
trabajo en la construcción,, pues ni ese sector podría haber tirado de
la economía, al no haberse producido la gigantesca inversión que se
está produciendo en infraestructuras, como justa e insuficiente
compensación que realiza el Estado, por el brutal desmantelamiento que
estamos padeciendo.
Pero lo
peor de todo es que es usted
un mentiroso, señor Sala. Mentiroso es el que miente, y miente usted
cuando dice que yo chantajeo al Herrero (¡quien soy yo para chantajear
al poderoso Banco Sabadell que le contrata para echarnos sus patéticos
sermones!). Yo no chantajeo al Herrero, señor Sala, ni puedo
chantajearlo, por dos razones. La primera, totalmente elemental, porque
el premio se lo han concedido a usted, con absoluta libertad, quienes se
lo han concedido, con la colaboración de quienes se lo han entregado.
¿Dónde está el chantaje, señor Sala? Pero además, y sobre todo, y
vamos a lo importante, pues bien claro queda que su afirmación es una
burda mentira, tengo que decirle que lo que no le voy a tolerar, ni a
usted ni a nadie es que me chantajee a mi, calumniándome, porque me
limito a utilizar mi derecho a expresarme libremente. ¿Pero quien es
usted para intentar taparme la boca? Usted opine, déjeme opinar a mi, y
que el pueblo juzgue.
Usted se
llena la boca con la palabra libertad, y de eso, señor mío, usted no
sabe nada. De libertad podemos hablar los mineros asturianos, y en
general, todos los asturianos y las asturianas que luchamos para
conquistarla en un régimen totalitario que nos perseguía por opinar.
¿En qué agujero estaba usted metido, usted que se proclama liberal,
cuando aquí había que dar la cara contra la tortura y la represión
que padecíamos los trabajadores, mientras que los que le pagan a usted,
compartían mesa y mantel con los prebostes del Franquismo?
En fin, señor
Sala, usted no va a silenciarme con sus burdas amenazas, sus insultos y
sus ladridos de perro guardián de la oligarquía. Y como no va a
silenciarme, voy a insistir en lo fundamental. El Banco que le paga a
usted fue comprado por una Caja de Ahorros pública, la Caixa, gracias
al billón de pesetas que entró en su cuenta de resultados, a costa de
las rentas de los trabajadores de la minería, en detrimento de los
intereses de una Caja pública asturiana. Después se vendió el
patrimonio industrial al Banco de Sabadell que se lucra todavía hoy de
las rentas de la minería, después de que la Caixa vendiese con pingües
beneficios Hidroeléctrica del Cantábrico, después de que durante
muchos años, la Caja asturiana defendiese Hidroeléctrica de la
competencia con el dinero de los impositores. ¿Y ahora viene usted,
trabajador de la propaganda por cuenta ajena, a contarnos, que quienes
le pagan, los que se forraron con estos pelotazos en serie, son los
buenos, mientras que los trabajadores, que se limitan a percibir unos
subsidios para seguir tirando, son los malos? ¡Váyase a donde quiera
con su película de buenos y malos, señor Sermones, que aquí, los
asturianos y las asturianas, tenemos muy
claro quién es cada uno! ¡aquí no vende usted ni una escoba!
José Ángel
Fernández Villa, secretario general del SOMA-FIA-UGT.