XAVIER SALA I MARTÍN, Fundació
Catalunya Oberta, Universidad de Harvard y UPF www.columbia.edu/%7exs23
El PROBLEMA ES QUE EL PSC no puede llegar a ningún “acuerdo” creíble en
temas como el concierto que satisfaga remotamente a ERC
XAVIER SALA I MARTÍN
La racionalidad de ERC
LA VANGUARDIA -
03/12/2003
Los rumores de hoy dicen que el pacto de izquierdas en Catalunya está
cerrado. Dicen incluso que ya estaba cerrado antes de las elecciones. Yo
no me lo creo. Y no me lo creo porque los dirigentes de Esquerra
Republicana saben que, después del 16-N, ese pacto sería nefasto para
Catalunya y para la propia ERC. Me explico.
Hace muchos años que ERC entiende que el problema del déficit fiscal de
Catalunya con España es la principal lacra económica que sufre nuestro
país. Yo mismo he colaborado con ellos en algunos estudios y sé la
importancia que el tema tiene para líderes republicanos como Josep
Huguet, Joan Puigcercós, Carles Bonet y el propio Josep Lluís
Carod-Rovira. El sistema fiscal español extrae entre un 8 y un 10% de
las rentas de los catalanes y lo reparte entre otras comunidades del
Estado. Se nos dice desde España que es bueno que seamos solidarios,
pero no se nos da ni las gracias. Al contrario, nos insultan porque nos
quejamos. El déficit fiscal se perpetúa y, con él, se limita nuestra
prosperidad.
A menudo he escrito que una solución es un sistema de financiación como
el que demanda ERC, basado en el “concierto económico” vasco. Muy
rápidamente, el concierto económico consiste en que la Generalitat
recaude los impuestos. Una parte del dinero se utilizaría para pagar una
“cuota de españolidad” (para financiar las instituciones del Estado como
los ministerios) y el resto financiaría a la Generalitat. Este sistema
reduciría dramáticamente el déficit, como ya ha pasado en Euskadi, y
aumentaría en miles de millones de euros el dinero disponible en
Catalunya para infraestructuras, educación, sanidad o lo que libremente
decidamos. Éste, y no otro, debe ser y es el primer gran objetivo de ERC.
El problema del pacto de izquierdas es que incluye al PSC. Digo que eso
es un problema porque, no hace mucho, el PSC firmó con sus colegas del
PSOE unos acuerdos sobre política autonómica en Santillana del Mar. El
documento firmado se comprometía a mantener la “igualdad” entre las
comunidades autónomas. Esto no es nada nuevo. Los socialistas españoles
siempre persiguieron políticas de “café para todos” cuando estaban en el
gobierno, y así lo siguen haciendo.
Si unimos el deseo del concierto económico de ERC con la política de
igualdad autonómica del PSOE, se deduce que el sistema que buscaría el
gobierno de izquierdas en Catalunya sería el “concierto para todos”. Eso
reduciría el déficit catalán. La contrapartida sería que comunidades
como Extremadura y Castilla-la Mancha verían disminuir su superávit. Es
decir, recibirían menos transferencias y subvenciones. La irritación que
eso provocaría en Ibarra y Bono sería monumental. Tan monumental que ya,
desde Madrid, han impedido que el PSC acepte las peticiones de
“concierto económico” que ha hecho ERC y ha dado largas diciendo que
“podemos llegar a un acuerdo”.
El problema es que el PSC no puede llegar a ningún “acuerdo” creíble que
satisfaga remotamente a ERC. Los acuerdos de Santillana del Mar son
incompatibles (repito, incompatibles) con nada que se parezca al
concierto económico porque eso perjudicaría a las comunidades donde
gobiernan importantes mandamases del PSOE. Por eso no creo que Esquerra
Republicana ya haya pactado con el PSC. Significaría sacrificar un
aspecto demasiado importante de su programa electoral.
Además de ser malo para Catalunya, el pacto de izquierdas es malo para
la propia ERC. Si. Ya sé aquello de que “una CiU en la oposición se
disolverá y ERC se quedará con sus votos para convertirse en el único
partido nacionalista”. Todo esto era posible antes del 16-N. Pero las
elecciones han demostrado que Artur Mas es un líder creíble, que CiU ha
hecho los deberes de la sucesión de Jordi Pujol y que no se desintegrará.
Es cierto que un pacto de izquierdas la condenará a la oposición durante
cuatro años. Pero, pasado ese tiempo, volverá con más fuerza a recuperar
el voto que le ha prestado a ERC y a pasarle la factura. Piensen que en
marzo hay elecciones en España. Vista la debacle de Maragall, lo más
probable es que el PSOE sufra una hecatombe electoral que represente el
fin de Zapatero. ¿Quién mandará en el PSOE a partir del entonces? Pues
ni más ni menos que el señor Bono: uno de los mejores profesionales de
la neoespañolidad centralista y solidaria. Si ERC está en un gobierno de
izquierdas, va a tener que soportar críticas por cooperar durante tres
años largos con el reespañolizado partido de Bono. Y cualquiera que haya
visto lo que le pasó a CiU por pactar con el PP, puede adivinar lo que
le pasaría a ERC si pactara con el PSOE, especialmente si ERC le
arrebata la presidencia a un partido nacionalista que ha aceptado
absolutamente todas sus peticiones y se lo da a un partido que depende
de España y que, encima, se ha negado a aceptar propuestas tan
importantes como el concierto económico o el referéndum del Estatut.
Quizá el sueño de los dirigentes de ERC antes del 16-N era gobernar con
las izquierdas y provocar la desaparición de CiU. Pero vistos los
resultados, lo mejor para ERC es consolidar su voto nacionalista e
intentar atraer el voto socialista catalanista que pronto se verá
desencantado por el giro españolista que realizará el PSOE. Y así quizá
tendremos un país normal, con una derecha (CiU) y una izquierda (ERC)
nacionalistas que dominan el panorama electoral, y dos partidos
satélites (PP y PSOE) que miran el espectáculo desde el gallinero.
No. No creo que el pacto de izquierdas ya esté sellado porque confío en
que, al final, se impondrá la racionalidad de ERC. |