El fin de la UE: ¿mala noticia?
TRAS NO SANCIONAR A Francia por violar el pacto
de estabilidad, ¿qué credibilidad tendrán los pactos que se firmen a
partir de ahora? |
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XAVIER SALA I MARTÍN - 03:16 horas
- 17/12/2003
Adivina adivinanza. Yo les doy dos noticias y ustedes me dicen cuál es
la buena y cuál la mala. (1) La renta de Estados Unidos creció en un 8,2
por ciento durante el tercer trimestre del 2003. (2) Los ministros de
Economía europeos (el Ecofin) desairan a la Comisión Europea, perdonan
las sanciones que ésta había impuesto a Francia y Alemania y sepultan
con ello el pacto de estabilidad que debía garantizar la estabilidad del
euro. No sé qué pensarán ustedes, pero diversos expertos de tertulias
radiofónicas, televisivas y de prensa escrita catalanes argumentaron que
la primera noticia era la mala y la segunda la buena. Veamos.
Figura que la mejora de la economía norteamericana era mala porque “el
crecimiento del 8,2 por ciento se basa exclusivamente en el gasto
militar” (gasto “keynesiano militar”, decían los más atrevidos). Algunos
llegaron a utilizar la mítica expresión “complejo militar industrial”
(en los años sesenta, los intelectualoides marxistas decían que el
capitalismo sólo se sustentaba gracias a una especie de conspiración
entre el Pentágono y las empresas militares, teoría que nunca se llegó a
demostrar). Si en lugar de especular hubieran mirado los datos, los
expertos se habrían dado cuenta de que durante el tercer trimestre del
2003, una vez acabada la primera fase de la guerra de Iraq, el gasto
militar estadounidense no sólo no aumentó lo suficiente como para
explicar la gran expansión del PIB, sino que... ¡se redujo en un 1,6 por
ciento! Pero como es habitual en este tipo de analistas: si los datos no
concuerdan con sus prejuicios, se inventan otros datos y se sale por la
tele, tranquilamente, a explicar la teoría. La realidad, sin embargo, es
que los 8,2 puntos de crecimiento se explican por el aumento del consumo
privado (4,55), la inversión privada (2,58) y las exportaciones (1,03).
El “complejo militar industrial” no aparece más que en la imaginación de
algunos.
Este análisis “negativo” contrastaba con el de la “buena noticia del día”:
el Ecofin desautorizaba las sanciones impuestas por la Comisión Europea
a Francia y Alemania porque su déficit superaba el límite impuesto por
el pacto de estabilidad.
Dicho sea de entrada, que desde el día que se creó el euro yo he
denunciado el pacto de estabilidad desde estas páginas. En particular,
la prohibición de que el déficit sobrepase el 3 por ciento del PIB es
una camisa de fuerza fiscal que debería desaparecer. Y lo es porque,
durante una crisis económica como la que sufren Francia y Alemania, los
ingresos del Estado bajan (hay menos gente que cotiza y gasta) y el
gasto público aumenta (suben, por ejemplo, las prestaciones de paro). Es
decir, se crea un déficit automáticamente. Si uno está obligado a
reducirlo, tiene dos posibilidades. O bien sube los impuestos, medida
que deja con menos dinero para gastar a familias y empresas, o bien
reduce el gasto público, lo que también agrava la crisis económica.
Impedir que el déficit supere el 3 por ciento del PIB, pues, no hace más
que acentuar las crisis (entre paréntesis: la ley del déficit cero que
persigue el PP es una versión aún más radical y nociva que la “ley del 3
por ciento”... pero de eso hablaremos otro día).
Ahora bien, que el pacto de estabilidad sea nefasto no quiere decir que
se deba aplaudir el hecho de que los ministros se salten a la torera los
acuerdos sobre los que se fundamenta la Unión Europea. Aquí el
presidente Aznar tiene toda la razón cuando dice que lo acaecido tendrá
importantes consecuencias negativas. Primero, porque a partir de ahora
no se podrá sancionar a nadie que mantenga déficit desenfrenados, lo que
puede conllevar el retorno de la inflación en Europa. El Banco Central
Europeo ya ha amenazado con subir los tipos de interés, medida que puede
llevar a la Unión a una segunda crisis en dos años. Segundo, porque crea
un conflicto institucional entre el Ecofin y la Comisión Europea. El
comisario Solbes ha amenazado con llevar el asunto a los tribunales. Ese
tipo de peleas no es lo que la Europa dividida necesita en estos
momentos. Tercero, porque genera confusión. A partir de ahora nadie sabe
exactamente los acuerdos que van a ser aplicados y los que no. Después
de no sancionar a Francia por haber violado el pacto de estabilidad, ¿se
sancionará a Italia por haber incumplido alguna ley de competencia? ¿Qué
credibilidad tendrán los pactos que se firmen a partir de ahora?
Cuarto, porque ha quedado demostrado que en Europea hay países de
primera y países de segunda. Cuando Portugal o Irlanda incumplieron la
misma regla del pacto de estabilidad, nadie dudó en castigarlos. Y ahora
que los que han quebrantado los acuerdos son dos países grandes, las
sanciones no se aplican. ¿Por qué se trata distintamente a países que
han cometido los mismos “delitos”? El reciente fracaso de la cumbre que
debía aprobar esa Constitución europea que intenta dar más poder a los
países grandes es la primera señal de que los pequeños desconfían de
países como Francia y Alemania, que ya han demostrado tener la intención
de utilizar el poder para obtener tratos de favor.
Es cierto que es bueno que el funesto pacto de estabilidad desaparezca.
Pero también lo es que hace mucho tiempo que eso se sabía y la UE no
hizo nada para reformarlo. Europa debería utilizar procedimientos más
razonables para cambiar y reformar sus acuerdos fundamentales. La
chapuza de aplicar la ley sólo cuando conviene a los poderosos
representa el fin del pacto de estabilidad... y quizá también el
principio del fin de la Unión Europea. ¿Será ésa la buena noticia?
X. SALA I MARTÍN, Fundació Catalunya Oberta,
Harvard University y UPF
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