PIERGIORGIO M. SANDRI - 16/04/2004
JORDI GARCIA/“AVUI”

Sala i Martín, ayer, entre el ex conseller Andreu Mas-Collell (izquierda) y el ex director de TV3 Joan Oliver

 

Contra la “religión” del cambio climático
El economista Xavier Sala i Martín critica Kioto y las tesis del cambio climático


 

El economista señala que aplicar Kioto costaría ocho billones de dólares para lograr objetivos modestos  

PIERGIORGIO M. SANDRI - 04:16 horas - 16/04/2004
La provocación está servida. Xavier Sala i Martín, economista de la Universitat Pompeu Fabra y de la Columbia University, cargó ayer contra lo que llama “la religión del medioambientalismo”. Sala i Martín, cuyas opiniones no suelen dejar a nadie indiferente, igual que el color de sus americanas (ayer, ironía de la suerte, llevaba una color verde de tono bastante ecologista), afirmó que la aplicación del protocolo de Kioto no es la mejor solución para preservar el equilibrio medioambiental del planeta y, en particular, frenar el recalentamiento de la atmósfera.

El punto de partida de su conferencia, organizada por la Fundació Catalunya Oberta, fue que, en términos de “costes-beneficios”, el protocolo de Kioto costaría, según los datos de las Naciones Unidas, unos ocho billones de dólares para conseguir unos objetivos modestos. Siempre citando a la ONU, añadió que mediante la reducción de las emisiones de CO2 hasta los niveles de 1990 (tal y como prevé el tratado) el incremento de la temperatura global del planeta sería de 2,49 Cº en los próximos cien años. Pero sin Kioto el termómetro subiría apenas 2,53 Cº, es decir, que habría una diferencia mínima.

En realidad, Sala i Martín cuestiona la tesis dominante en el ámbito científico que alerta sobre los crecientes peligros procedentes del cambio climático. Las cifras oficiales sostienen que el siglo XX ha sido el más caliente del milenio y que, debido a las emisiones crecientes de CO2, por el llamado “efecto sierra”, la Tierra corre el riesgo de recalentarse demasiado.

Un estudio sorprendente
Pues bien, el economista catalán cita un estudio publicado el pasado otoño en el “British Journal of Energy and Environment” por un matemático y un estadístico canadienses, Steve McIntyre y Ross McKitrik, en el que revisaban lo que está considerado como el mayor trabajo científico sobre el recalentamiento de la Tierra, el de Mann, Bradley y Hughes, que vio la luz en 1998.

En el estudio de los canadienses, gracias a una revisión de las bases de cálculo, se desprende que el siglo XX no fue ni mucho menos el periodo más “caliente” de la Tierra. Siempre según este informe, la etapa con un mayor incremento de las temperaturas se dio en la Edad Media, entre los años 1400 y 1450. Desde entonces se habrían sucedido varios periodos de enfriamiento, de manera que, según Sala i Martín, nos estaríamos ahora recuperando de una fase de bajada anterior.

El académico de la Pompeu Fabra se mostró muy crítico con los sitemas de medición de las temperaturas. En su opinión, los criterios escogidos serían parciales y no reflejarían la verdad. Por ejemplo, en el hemisferio norte se asistiría a un recalentamiento, pero en el hemisferio sur estaría ocurriendo lo contrario. Asimismo, habría que descontar el efecto distorsionador de las ciudades, ya que en las aglomeraciones urbanas las temperaturas suelen ser más elevadas.

Según Sala i Martín, además, si se escoge una escala temporal más amplia, se observa que la Tierra está acostumbrada a las oscilaciones de las temperaturas. Así, en la Edad Media, el deshielo de los glaciares habría permitido a los vikingos atravesar el Atlántico por el norte, mientras que en los años setenta del siglo pasado, debido a un provisional caída de las temperaturas, la Academia de Científicos de EE.UU. llegó a “alertar sobre los riesgos del enfriamiento de la Tierra en los próximos 100 años ”.

Ante estos datos, Sala i Martín concluye que no necesariamente debe considerarse al CO2 como responsable del calentamiento del planeta, “ya que este fenómeno se produjo incluso cuando no existían los coches”, apuntó. Por ello, el profesor catalán invita a rebelarse contra el “dogma del desarrollo sostenible”, base del protocolo de Kioto, que se acepta “como si de unos auténticos mandamientos se tratara”. No sería, argumenta el economista, la primera vez que la comunidad científica se equivoca con las previsiones. Por ejemplo, la ONU alertó en 1986 sobre los riesgos de desforestación debido a las lluvias ácidas, pero años más tarde indicó que la superficie arbolada de la Tierra se había incrementado. Asimismo, el gobierno de Estados Unidos llegó a afirmar en los años treinta que las reservas de petróleo podían agotarse en un decenio, algo que aún no ha ocurrido.

Xavier Sala i Martín, sin negar la existencia de problemas medioambientales, invitó a los asistentes, una platea formada por decenas de políticos y empresarios, a promover un mayor debate científico sobre el asunto y a no convertir la tesis dominante en una “inquisición religiosa”.


 

 

 

 
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