'Michaelmooreísmo'
EXAGERABAN: A PESAR de que Bush no ha sido un
buen gestor económico, las cosas en la locomotora del mundo no están
tan mal |
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XAVIER SALA I MARTÍN - 00:00 horas
- 07/11/2004
Recuerdan la memorable escena de Woody Allen bajando en ascensor hacia
al infierno en Desmontando a Harry?:"Quinto piso: carteristas,
mendigos agresivos y críticos literarios. Sexto piso: extremistas,
asesinos en serie y abogados. Séptimo piso: medios de comunicación".
Pensé en esa escena durante la campaña electoral norteamericana.
Y no lo pensé (sólo) porque temía que los abogados -sexto piso-
convirtieran el recuento en un infierno de denuncias y contradenuncias,
cosa que, felizmente, no pasó. Lo pensé, y espero que nadie se moleste,
al observar que muchos medios de comunicación europeos -séptimo piso-
eran poco objetivos y daban más credibilidad a las payasadas de Michael
Moore, un señor cuya intención declarada era evitar la reelección del
presidente, que a otros análisis más imparciales. Para entendernos: un
documental de Moore sobre George W. Bush es tan objetivo como lo
sería uno de Zaplana sobre Esquerra Republicana. Pasadas las elecciones,
es hora de destilar la propaganda de la realidad. Por deformación
profesional y por falta de espacio, hoy me referiré solamente a la
economía.
Vaya por delante que, como he escrito repetidamente, la política
económica de Bush no ha sido buena: el aumento del gasto público ha sido
desmesurado, los aranceles del acero fueron una mala idea y los
subsidios agrícolas que tanto perjudican a los países pobres volvieron a
subir. Eso no quiere decir, sin embargo, que las catástrofes anunciadas
estos días sean ciertas.
Se nos ha dicho, por ejemplo, que la economía americana era débil y que
no crecía por culpa de Bush. La realidad es que el PIB del 2004 ha
crecido en un 3,8% (entre ustedes y yo: ya nos gustaría a los europeos
tener una economía tan débil).Las tasas de crecimiento en el 2003
y el 2002 fueron del 4,4 y 2,3% respectivamente. Nos tenemos que
remontar al 2001 para encontrar un trimestre, de hecho dos trimestres
aunque no consecutivos, con crecimiento negativo: el primero (crisis
causada por la explosión de la burbuja financiera de Clinton) y el
tercero (11 de septiembre).
Se nos ha explicado que Bush solamente bajó los impuestos de los ricos.
La realidad es que las rebajas fiscales fueron para todos los
contribuyentes. Lo que pasa es que, en términos absolutos, los impuestos
bajaron más para los que más pagan (si rebajan el 10% a todos, los que
pagaban 1.000 dejan de pagar 100 y los que contribuían 10 sólo dejan de
cotizar uno). ¿Sabían que en Estados Unidos, el 1% de las personas más
ricas paga el 34 % de todos los impuestos, que el 5% más rico paga el
53% de los tributos y que la mitad más rica del país paga el 96% del
total? Es decir, la mitad más pobre del país casi no contribuye al fisco.
Y recuerden una obviedad: no se pueden rebajar los impuestos a quien...
¡no paga impuestos!
Nos han enseñado imágenes de mendigos americanos mientras se comentaba
que en ese país hay 35 millones de pobres. Imágenes muy desafortunadas
porque la definición de pobre en Estados Unidos es alguien que
gana menos de ¡18.000 dólares! y porque la mayoría de esos 35 millones
no sólo no son mendigos, sino que son propietarios de casa, coche,
televisiones y ordenadores.
Se nos ha dicho que durante el primer mandato de Bush se ha perdido
empleo neto, cosa que no pasaba desde hace 72 años. Es verdad que la
ocupación ha bajado, pero esa pérdida ocurrió durante la recesión del
2001. Durante el último año se han creado 2 millones de puestos de
trabajo y la tasa de paro ahora mismo es del 5,5% (otra vez entre
ustedes y yo: ¡5,5%!). Finalmente, suenan las sirenas porque Bush ha
generado el déficit fiscal más grande de la historia: 500.000 millones
de dólares. Aquí los críticos tienen parte de razón... pero sólo parte.
Es cierto que hay déficit y que no es bueno que lo haya cuando no hay
recesión (cuando las vacas son gordas, el Gobierno debería ahorrar).
Pero eso no quiere decir que la situación sea alarmante. Si ustedes o yo
tuviéramos una deuda de esa magnitud, tendríamos un serio problema
porque no ganamos suficiente dinero para poder devolverlo. Pero el
Gobierno de Estados Unidos gana mucho más dinero que ustedes o yo. Por
esto los economistas no nos fijamos en el déficit en dólares sino con
relación al PIB. Calculado así, el déficit fiscal norteamericano es del
4,5% del PIB. Es elevado pero no muy distinto al de Francia (4,1%) o
Alemania (3,8%). Y no, EE.UU. no cumpliría el pacto de estabilidad, pero
eso es más un reflejo de la perniciosa euro-obsesión por Maastricht que
una alarma fiscal en Norteamérica.
De cara al futuro, la verdad es que puede que el segundo mandato sea mejor que el
primero: al no tener que buscar la reelección, Bush ya no caerá en
tentaciones proteccionistas y podrá limitar subsidios sin miedo a perder
votos en estados rurales. Además, la propia existencia del déficit no va
a permitir alegrías fiscales adicionales. Y no parece que actualmente en
la bolsa haya una burbuja como la que causó la crisis del 2001.
Resumiendo, nos pintaron un paisaje pesimista y, afortunadamente,
exageraban: a pesar de que Bush no ha sido un buen gestor económico, las
cosas en la locomotora del mundo no están tan mal. Estarán, eso sí,
mucho mejor para todos cuando los medios de comunicación abandonen esa
manía de dibujar una imagen tan deformada y negativa de Estados Unidos
y, sobre todo, cuando desconfíen más de los que bien podrían formar
parte de la escena de Woody Allen poblando, eso sí, el octavo y último
piso: manipuladores, distorsionadores y demás devotos del
michaelmooreísmo.
X. SALA I MARTÍN, Fundació Umbele, Columbia
University y UPF www.columbia.edu/%7exs23 |