FC BARCELONA
Las atrevidas recetas del
‘Professor X’
Xavier Sala, catedrático en Columbia y asesor
económico del Barça, cree que los abonos son demasiado baratos
Sala cree que el Camp Nou debería estar lleno
siempre: “En el Joan Gamper se ganaron 2,8 millones netos” |
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FELIP VIVANCO - 03:46 horas -
02/09/2004
El viaje de vuelta del Barça tras el primer partido de Liga estaba lleno
de sorpresas. En la primera fila de la clase business (vuelo AEA869),
Joan Laporta viajaba flanqueado por la máxima autoridad política del
país, Pasqual Maragall, y por el reputado filósofo Xavier Rubert de
Ventós. Sólo unas filas más atrás se acomodaba todo un catedrático de
Columbia, doctorado en Harvard, asesor del foro de Davos y del Fondo
Monetario Internacional, colaborador de La Vanguardia y, desde hace unos
días, presidente de la comisión económica del Barça.
Xavier Sala i Martín –por sus americanas chillonas e ideas rompedores le
conocerán– no sabe mucho de fútbol pero sí de economía y por eso el club
decidió que él había de ser el hombre que haría de supervisor de las
cuentas azulgrana. Sala llega al Barça en un momento de alivio para las
arcas del club, pero él no ha aterrizado para echar piropos a la gestión
del equipo formado por Ferran Soriano, Xavier Faus y compañía. Su misión
es poner sobre la mesa fórmulas –viables o no– para que el Barça pueda
ser en el futuro un icono futbolístico-comercial como el Manchester
United o el Real Madrid. ¿Cómo hacerlo? Sacando más provecho de las
instalaciones, explotando por encima de todo el mercado catalán e
intentando que el Barça esté en la agenda de las grandes televisiones
del planeta porque “ahora el club no está al nivel de la competencia más
directa”.
De entrada, hay dos aspectos que ve pero no entiende en absoluto. “Lo
primero incomprensible es que en muchos partidos haya 40.000 asientos
vacíos y otra que el Barça tenga una zona de terrenos tan amplia en una
de las mejores zonas de Barcelona que sólo se utiliza tres horas cada
quince días”. Él todavía quiere dar con la fórmula maravillosa y aunque
entiende que el programa Seient Lliure es bueno –el socio cede su
localidad a cambio de un dinero–, puede mejorarse. “Se tiene que hacer
muy bien, porque se trata de la propiedad de un socio, pero una idea
sería que al inicio de temporada el abonado dijese a qué partidos no
vendrá y cediese al club la gestión de su asiento. El club tendría más
tiempo y el socio rentabilizaría su carnet”.
Sala i Martín es un enamorado de los New York Yankees de béisbol y acude
a menudo al Madison en Nueva York. “Siempre están llenos por que los
abonos son muy caros. En el Barça como son baratos a veces la gente
decide quedarse en casa y verlo por la tele...”. El doctor, defensor de
las recetas neoliberales, entiende que subir los abonos es una decisión
muy delicada para la junta porque podría desembocar en un motín de los
socios, pero razona que, aun así, los abonos son demasiado baratos. “Es
más, en los del Barça están incluidos los partidos de Champions, en el
Madrid los pagas aparte”.
¿Conclusión? “El Barça ha de ganar más dinero, si vas al Cirque du
Soleil, pagas porque es un buen espectáculo. La gente debe entender que
no se puede tener todo y que Laporta no es Papá Noel”. Sala i Martín
cree, con todo, que el club tiene mucho terreno ganado: “Ha habido
muchos fichajes, hace un año nadie quería vender jugadores al Barça, un
equipo que estando en la UEFA ha conseguido 20.000 socios más. Eso está
muy bien”. Como ejemplo de futuro pone al pasado Gamper. “En ese partido
el club ganó 2,8 millones de euros netos. Con ocho partidos así se puede
comprar a un Eto'o y con ese dinero se puede hacer frente a las opas
hostiles que vengan del Madrid en cuestión de fichajes”. Sala es
consciente de que su laboratorio de ideas es suyo “y el Barça elige o
descarta lo que quiere”. Esa imagen de sabio trabajando en su mundo y su
nombre de pila, Xavier, le ha valido en EE.UU. un curioso mote:
Professor X, al igual que el líder de la Patrulla X, los superhéroes de
la Marvel. “No me lo dicen porque sea malo, el mote es simpático”. A
medio camino entre Nueva York y Cabrera de Mar –“sí, cuando vengo a
Catalunya vivo con mis padres... a mi edad”, bromea– el economista acaba
de fundar una ONG en África –Umbele– y se esfuerza en entender el fútbol.
Mejor que haya llegado al mundo del balompié tarde. Sus padres –dos
profesores de Historia del Arte de la UAB– le quisieron inculcar las
excelencias de Tiziano, Rubens y Frank Stella... Y les salió de ciencias.
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