XAVIER SALA I MARTÍN - 01/03/2004
JORDI BARBA
 

Flagrante distorsión de la realidad


 

SI SE USA UN UMBRAL constante, la pobreza en Catalunya ha pasado de un 14,3% a menos de un 5%; esto es un éxito espectacular  

XAVIER SALA I MARTÍN - 03:46 horas - 01/03/2004

Decía Mark Twain que la mentira es capaz de dar la vuelta al mundo mientras la verdad todavía se está poniendo las zapatillas. Digo esto a la luz de una noticia aparecida la semana pasada: “Un estudio de la Fundació Un Sol Món de Caixa Catalunya demuestra que la pobreza en Catalunya ha subido del 14,3% al 18,6% entre 1996 y 2000”. No hace falta decir que, a raíz de ese estudio (dirigido por Magda Mercader, una excelente economista de la UAB), los medios de comunicación llenaron páginas y páginas, y algunos partidos políticos exigieron responsabilidades, cabezas y el consabido aumento del gasto social. Nadie. Absolutamente nadie se paró a analizar la veracidad de la noticia. Porque si lo hubieran hecho se habrían dado cuenta de que era mentira. Una gran mentira que dio la vuelta al país sin dar tiempo a que la verdad se calzara las zapatillas. Veamos.

La primera pregunta es: ¿qué es ser “pobre”? Cuando la gente piensa en “pobreza” imagina desnutrición, hambrunas, mortalidad infantil y penurias. Ésa es, efectivamente, la definición de pobreza que se utiliza en los países subdesarrollados. El umbral más utilizado ahí es el de “un dólar al día”, unos 282 euros anuales.

Pero no. Eso no es lo que hacen los trabajos de Un Sol Món. Si lo hicieran, el número de pobres en nuestro país sería cero. Ellos definen el “umbral de pobreza” como la “mitad de la renta mediana”. Para entender este concepto, imaginemos que ponemos a todos los ciudadanos del país en fila india por orden de renta, desde el más rico hasta el más pobre. Cojamos al que está exactamente en la mitad de la fila y preguntemos qué renta tiene. En el año 1996, esa persona ganaba 6.318 euros. Dividamos su renta por dos (nos quedan 3.159 euros) y ése es el umbral de la pobreza: todos los ciudadanos que ganaban menos de esa cantidad eran considerados pobres. Es una definición arbitraria..., pero también lo sería cualquier otra. Y como es la que usa la ONU para los países ricos, aceptémosla y prosigamos. La pregunta es: ¿era realmente pobre una persona que cobraba 3.159 euros anuales en 1996? Yo no lo sé. Es cierto que ésa es una renta vergonzosamente baja..., pero también es cierto que queda muy lejos de los 282 euros que normalmente asociamos con la pobreza extrema. Dicho de otro modo, no se puede decir que un 14,3% de los catalanes son “pobres” y luego hablar (como hacen muchos) de hambre o de no poder comer carne más de una vez por semana, porque ésos son dos conceptos de pobreza muy distintos. Y si se hacen esas comparaciones se debe explicar que, en Catalunya, los ciudadanos que pueden comprar carne menos de una vez a la semana son sólo un 1%... ¡y no un 14,3%!

El segundo gran problema es que los diferentes estudios de Un Sol Món utilizan definiciones de pobreza distintos. Me explico. Entre 1996 y 2000, la economía catalana creció. A raíz de eso, la renta mediana aumentó a 9.680 y la mitad de esa renta mediana pasó a ser 4.840 euros. Ése debería, pues, ser el nuevo listón. Según la Tabla 1.1 del estudio, si se utiliza ese umbral el número de pobres en Catalunya baja de 14,3 en 1996 a 11,3% en el 2000. Es decir, los datos del propio Un Sol Món demuestran que, cuando se utiliza la misma definición de sus trabajos anteriores se observa que ¡la tasa de pobreza se redujo en una quinta parte en sólo cuatro años!

Pero no. Los autores deciden no usar el umbral de 4.840, sino... de 5.805 euros ¿Por qué? Pues porque, misteriosamente, cambian la definición de pobreza para el 2000 y en lugar de en el 50% la sitúan en el ¡60% de la renta mediana! Y con ese nuevo listón la tasa de pobreza “sube” hasta el 18,6% de la población. ¡Ahora ya se puede decir eso de que “vamos fatal porque cada día hay más pobres”! El problema es que ese “aumento de pobreza” no se debe a que ha empeorado la situación, sino a que se ha subido arbitrariamente el listón. Cambiar la definición de pobreza a mitad del análisis es como mover las porterías cuando se está a punto de marcar un gol.

Lo realmente interesante sería saber la fracción de la población que vive por debajo del mismo umbral en 1996 y en el 2000. Dado que el listón de 1996 era de 3.159 euros, podemos preguntar cuánta gente vivía con menos de eso (ajustando por inflación) en el año 2000. Curiosamente, el estudio no lo reporta..., pero en la Tabla 2.2 se dice que un 4,5% de la población vive con menos de 3.872 euros, más o menos lo que buscamos. Es decir, según la propia Fundació Un sol Món, si se usa un umbral constante, la pobreza en Catalunya ha pasado de un 14,3% a menos de un 5%. Si ése no es un éxito espectacular, que baje Dios y lo vea.

Resumiendo: resulta que se publica un estudio que demuestra que la pobreza en Catalunya se ha dividido por tres y la noticia del día es que ésta ha subido vertiginosamente. ¡Todo un curioso ejercicio de prestidigitación informativa! ¿Quién es el responsable de tal tergiversación? Pues en parte los autores del trabajo por utilizar definiciones cambiantes y sembrar así la confusión. El resto de la responsabilidad es de los medios de comunicación (con su afán de publicar noticias catastróficas) y de los partidos políticos interesados en “demostrar” que todo iba mal cuando ellos no mandaban. El sectarismo político siempre ha estado reñido con la honestidad intelectual.

Unos y otros están haciendo irresponsables malabarismos retóricos sin analizar seria e imparcialmente lo que los datos dicen de verdad. Unos y otros son culpables de entablar un debate poco serio, basado en una flagrante distorsión de la realidad.

XAVIER SALA I MARTÍN, Fundació Catalunya Oberta, Harvard University y UPF
www.columbia.edu/%7exs23


 

 

 

 
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