www.umbele.org
EN LA FUNDACIÓ Umbele, un euro que ustedes
donen es un euro que llegará a África sin burocracias y sin
intermediarios corruptos |
|
 |
XAVIER SALA I MARTÍN - 03:16 horas
- 17/09/2004
Saben lo que son trescientos millones de personas? Pues más o menos, la
población de todos los países de la zona euro, los habitantes de Estados
Unidos... o el número de ciudadanos africanos que viven en situación de
pobreza extrema. A pesar de que el espectacular éxito económico de los
países asiáticos ha reducido la indigencia en el mundo, el continente
negro cada día va peor. A la pobreza económica se añaden los numerosos
conflictos étnico-religiosos y una pandemia como no ha visto el hombre
desde que la peste bubónica acabó con la tercera parte de los europeos
allá por el año 1350: el sida, la malaria y la tuberculosis diezman la
población y han causado ya 14 millones de huérfanos, 14 millones de
niños que deambulan por África sin esperanza y sin futuro.
La tragedia es tan grande que, cuando uno empieza a verlo de cerca, es
muy difícil pensar en otra cosa. Aunque nadie tiene la solución a tan
complicado problema (en economía no hay fórmulas mágicas), lo que parece
claro es que ésta tendrá que involucrar a los políticos africanos, los
gobiernos de Europa y Norteamérica, las autoridades religiosas, las
instituciones internacionales como la ONU, el FMI o el Banco Mundial y a
los líderes empresariales de todo el planeta.
Mientras tanto, ¿qué podemos hacer nosotros, los ciudadanos de a pie?
Ésa es una pregunta que me hacen los lectores cada vez que escribo sobre
África desde estas páginas, una pregunta que nunca supe cómo responder.
Pero al ver las enormes ganas que tenía la gente de colaborar, decidí
crear la fundación Umbele. En swahili, umbele significa futuro. Y ése es,
precisamente, el objetivo: devolver el futuro a los habitantes de África
a base de canalizar recursos económicos desde los países ricos. Pero no
de cualquier manera. El proyecto Umbele busca experiencia, honestidad,
simplicidad, transparencia y eficiencia.
La idea es utilizar una red de personas que ya está allí, luchando
contra la pobreza. Se trata de hombres y mujeres que tienen el respeto
de todos los ciudadanos porque están dedicando su vida a ayudar a los
desamparados. Tengamos o no simpatía por los obispos y las altas
jerarquías eclesiásticas, seamos cristianos practicantes o no, todos les
admiramos. Esas personas no son otras que... nuestros misioneros. La
fundación Umbele no es una fundación religiosa. Lo que pretende es
aprovechar que los misioneros ya están allí para canalizar y administrar
recursos en África. Primero, porque ellos ven los problemas desde muy
cerca. Nuestro objetivo es ayudar a que la gente pueda mantenerse por sí
sola, ayudándola a montar pequeños negocios, contribuyendo a que pueda
volver a cultivar las tierras que abandonó por culpa de las guerras,
dándole incentivos para que vaya a la escuela o de otras mil maneras.
Teniendo en cuenta este objetivo general, queremos que los misioneros
nos digan la mejor manera de hacer las cosas, propongan proyectos y nos
ayuden a reflexionar. Es decir, queremos aprovechar su experiencia.
Segundo, porque nos garantizan honestidad: unas personas que ya están
sacrificando tanto para ayudar a los demás no pueden más que estar
plenas de honradez. Y tercero, porque al estar ya trabajando en el
territorio, pueden hacer cosas in situ sin necesidad de desplegar un
nuevo, complicado y costoso ejército de voluntarios. Dicho de otro modo,
aportan la simplicidad de acción.
La transparencia es otra característica importante de la fundación
Umbele. Los proyectos se publican en la página web de la fundación (www.umbele.org)
y los misioneros que reciben dinero se comprometen a explicar, también a
través de la web, cómo se han gastado todos y cada uno de los euros
recibidos.
Finalmente, la eficiencia. El lema de la fundación es 1a = 1a”, Un euro
es igual a un euro: un euro que ustedes donen en Europa es un euro que
llegará a África con la máxima eficacia, sin burocracias y sin
intermediarios corruptos en los países de destino. ¿Cómo garantizamos
todo eso? Pues, por un lado, el Banc Sabadell nos ayuda, y no sólo no
cobra los gastos de transferencia, sino que, además, paga los costes de
los bancos africanos. Por otro lado, todos los gastos de administración
corren a cargo de los patronos de la fundación. Sin burocracia y sin
costes financieros, ustedes sabrán que cuando depositan un euro en la
cuenta bancaria de Umbele (Banc Sabadell 0081-0523-18-0001026805), su
euro va a parar a la cuenta de un misionero honesto que va a hacer el
mejor uso posible y que, además, le va a explicar a usted cómo se lo ha
gastado.
En el próximo artículo les explicaré con más detalle algunos de los
proyectos que ya tenemos entre manos, programas que van desde ayudar a
refugiados de la guerra de Congo hasta la creación de micronegocios para
mujeres en Yaundé (Camerún), y ayudas escolares a huérfanos del sida por
todo el continente. De los millones de huérfanos que vagan sin rumbo por
las polvorientas calles de África, de momento sólo podemos ayudar a unos
cuantos. Pero confiamos en que, con el apoyo económico de todos ustedes,
pronto serán muchos más.
En la encrucijada de la historia en la que nos encontramos, pocas cosas
tienen tanta importancia como aliviar la tragedia de África. No está en
nuestras manos solucionar todos los problemas. Ni siquiera algunos de
los problemas. Lo que sí podemos hacer es dar un poco de esperanza, un
poco de futuro, un poco de umbele a algunas de las personas que más lo
necesitan. Vayan, si pueden, a la web de la fundación. Vayan, si pueden,
a www.umbele.org.
X. SALA I MARTÍN, Fundació Umbele, Columbia
University y UPF
www.columbia.edu/%7exs23 |