JOSEP SOLANES - 00:00 horas - 10/03/2006
Comentaba Eva Molins ("Estados Unidos y Suecia", 28/II/2006) que yo debía reflexionar acerca de las razones que me habían llevado a mí, que cuestioné en una carta anterior el modelo de estado americano tras leer un artículo de Xavier Sala i Martí, a vivir en Estados Unidos. Podrían ser muchos los motivos, pero no era el tema de mi carta.

Tengo muchos amigos que viven por circunstancias diversas fuera de su tierra natal. En todo caso, eso proporciona cierta distancia para poder opinar. E insisto: en la protección social y el Estado de bienestar este país está a años luz de gran parte de Europa. El problema es que en Europa muchos creen aún en el sueño americano. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a la cruda realidad, este sueño americano es sólo eso, un sueño. Pero si el dinero y la fortuna te acompañan, puedes demandar al vecino para sacarle hasta el último dólar y comprarte un coche o una casa más grande. Ése es el sueño americano. Con ello podrás hacer caridad y cubrir el expediente en tu parroquia y seguir oprimiendo al Tercer Mundo para poder comprar gasolina muy barata.

¿Y qué recibes a cambio de ese 15% de impuestos que pagas para una total inexistencia de policía, sanidad o educación? Armas y misiles para invadir otros países. Sepa que mi situación aquí es temporal y por suerte tiene fecha de caducidad no muy lejana.