Crisis Financiera (11): Peligroso Regalo
La crisis económica mundial no llegará a su fin hasta que no se solucione el
problema de fondo: los activos tóxicos basados en hipotecas morosas que están en
manos de bancos norteamericanos impiden a éstos operar como entidades
financieras normales, y eso evita que el crédito fluya hacia el resto de la
economía e frena la recuperación. El problema es que los bancos adquirieron
grandes cantidades de esos productos financieros a un precio elevado, pero dada
la anormalmente alta tasa de morosidad, se han devaluado y nadie los quiere
comprar si no es a precio de saldo. La
solución pasa por que esos activos tóxicos desaparezcan de los balances de los
bancos pero los bancos se han negado a vender a precio de saldo por dos razones.
Primera, porque pensaban que si vendían, incurrirían en unas pérdidas tan
grandes que representarían su quiebra. Segunda… porque los banqueros, que son
gente muy lista, tenían la esperanza de que el gobierno acabaría comprándolos a
un precio cercano al original. Y, visto el nuevo plan de Obama, mucho me temo
que los banqueros tenían razón.
¿Cómo? ¡Pero si el gobierno de Barack Obama ha jurado y perjurado que no
utilizará impuestos para subsidiar a esos banqueros egoístas cuya codicia ha
causada, según el propio presidente, la actual situación de crisis financiera
mundial! Pues bien, mis queridos lectores: el plan de Obama es una estratagema
camuflada que utiliza dinero público para que los bancos recuperan casi todo el
dinero de los activos tóxicos. Me explico.
De manera muy resumida, el plan de rescate funciona así: se crea una sociedad
público-privada (SPP) en la que inversores privados aportan 30.000 millones y el
gobierno otros 150.000 millones. Con esos 180.000 millones como garantía, la SPP
pide un préstamo al FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation, la institución
pública que garantiza los depósitos de los bancos) de 820.000 millones por lo
que la SPP dispone de 1 billón de dólares para invertir. Es importante señalar
que el crédito de 820.000 es “sin recurso”, es decir, que si la inversión de la
SPP pierde dinero, el crédito no se devuelve y los inversores privados solamente
pierden los 30.000 millones de su bolsillo. Pues bien, con ese billón de
dólares, la SPP comprará los activos tóxicos de los bancos a un precio
determinado mediante subasta. La idea es que el gobierno se aproveche de la
“sabiduría” de los mercados privados a través de la subasta para que el
contribuyente no pague un precio excesivo por unos activos tóxicos.
Sobre el papel, y tal como dice Obama, este plan no representa ningún subsidio
público a los bancos. ¿Correcto? Pues no. Incorrecto. El plan no sólo es un
enorme subsidio sino que permite que los bancos recuperen todo el dinero
malgastado en activos tóxicos con cargo al contribuyente. Para entender por qué,
imaginemos que Citigroup tiene activos tóxicos que compró por valor de 1 millón
de dólares. Imaginemos, para simplificar, que la probabilidad de que esos
activos acaben pagando dividendos es el 2%. Esos activos, pues,
tienen un valor de mercado de 20.000. Si
yo fuera directivo de Citigroup, sin embargo, crearía una sociedad paralela para
participar en la SPP (he leído el plan de Obama de arriba abajo y… ¡no hay nada
que prohíba a Citigroup hacerlo!). Una vez en el centro del meollo, la sociedad
de nueva creación entra en la subasta y puja hasta que el precio sea de 1 millón
de dólares. Los inversores externos saben que esos activos sólo valen 20.000 por
lo que no pujarán. La compra es adjudicada, pues, a la subsidiaria de Citigroup
por 1 millón. ¿Quién paga? Pues, según el plan, 30.000 los pone la empresa
subsidiaria (es decir, el propio Citigroup), 150.000 los pondrá el gobierno (es
decir, el contribuyente) y el resto lo pondrá el crédito del FDIC. Ahora bien,
como pasados unos años, la nueva sociedad verá que esos activos por los que han
pagado 1 millón sólo valen 20.000 dólares, incurrirá en pérdidas y no podrá
devolver el crédito al FDIC. Pero como el crédito era sin recurso, resulta que
la nueva sociedad no lo tiene que devolver por lo que el dinero aportado por el
FDIC (es decir, por el contribuyente), acabará financiando el resto de la
operación. Resumiendo: Citigroup recupera
el millón de dólares que había pagado originalmente y, de ese millón, 30.000 lo
paga el propio Citigroup y los restantes 970.000 euros los pagan el
contribuyente.
La Vanguardia, 17-04-200 9Back to Sala-i-Martin's Articles EN CATALÀ Back to Sala-i-Martin's Articles EN ESPAÑOL
Xavier Sala-i-Martín és Catedràtic de Columbia University i Professor Visitant de la Universitat Pompeu Fabra © Xavier Sala-i-Martín, 2008
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