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POLÍTICA
OPINIONES ENFRENTADAS
Ellos pasan
Un defecto de los europeos es la obsesión enfermiza por difamar a Estados Unidos, a menudo sin razón
La Vanguardia - - 03.45 horas - 08/10/2001
XAVIER SALA I MARTÍN
"Mira qué gorda de 200 kilos vestida con shorts amarillos!" Oí estas palabras, pronunciadas en castellano castizo, me giré y vi a dos turistas españolas fotografiando el trasero de una monumental señora que paseaba por las calles de Manhattan. Pensé que aquella escena reflejaba la relación que existe entre los europeos y los americanos: porque nos gusta criticarles sistemáticamente, porque ignoramos realmente cómo son y porque creemos tener un "buen gusto", una "sofisticación" y un pedigrí que ellos no tienen.
Estas ansias de despotricar hacen que muchos europeos vayan diciendo que los americanos son incultos, racistas, xenófobos, insolidarios, individualistas, que no curan a los pobres, imperialistas y no sé cuantas cosas más. Y es posible que tengan parte de razón, pero mi experiencia de 17 años en este país no corrobora esas impresiones. Quizá sean incultos, pero mis estudiantes son extraordinarios y las universidades americanas son las mejores del mundo. Quizá sean racistas, pero ese es el país del mundo donde mejor y más libremente viven los ciudadanos de raza negra (por no decir los chinos, los árabes, los vietnamitas...). Quizá sean xenófobos, pero a mí nadie me ha preguntado nunca de qué país vengo. Es más, el 80% de los catedráticos de Columbia somos extranjeros (¿se imaginan la que se armaría si el 80% de los catedráticos en Cataluña fueran africanos o si siete jugadores del Barça fueran holandeses?).
Quizá sean insolidarios, pero son los que más dan a beneficencia y los que forman colas para dar sangre tras los atentados. Quizá no quieran curar a sus pobres, pero tienen el Medicaid, programa de salud pública para el cuidado gratuito de los más menesterosos. La única vez que he oído que un paciente muriese frente al hospital porque los médicos no quisieron ayudarle sucedió en Barcelona.
Quizá sean imperialistas, pero gracias a su "imperio" los europeos vivimos en libertad y en democracia y no bajo aquellos otros "imperios" (europeos, eso sí) de los campos de concentración y de los gulags. Y en el "imperio" americano, se puede criticar al "emperador". Y, después de un atentado, se le puede insultar -incluso antes de que actúe- por actuar como un "cowboy" primitivo que dice que el terrorismo es el "mal", por reaccionar unilateralmente sin pruebas ni apoyo internacional, pese a que su reacción sea la de buscar una coalición multilateral amplia y con apoyo de la ONU, conseguir pruebas de la culpabilidad y compartirlas con los aliados antes de actuar e insistir en que la guerra no es contra el islam, sino contra la intransigencia de los terroristas.Porque en ese imperio tan criticado, la libertad de expresión es sagrada y protege incluso (y sobre todo) a los que disienten, por maliciosos que sean. 
 
Los americanos, como todo el mundo, tienen virtudes y defectos. Los europeos también. Y uno de nuestros defectos es esa obsesión enfermiza por difamar a Estados Unidos, a menudo sin razón. 
 
¡Ah! Se me olvidaba. El episodio de las turistas españolas también refleja otro fenómeno interesante: los americanos pasan totalmente de lo que pensamos los "sofisticados" europeos. La señora gorda nunca se inmutó.


Catedrático de la Columbia University y profesor visitante de la Universitat Pompeu Fabra

[Domingo, 7 de octubre de 2001]



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