Barcelona, 17 Mayo, 1998

Carta al Ministro Arias-Salgado

En un artículo publicado en este periódico el pasado 15 de Marzo titulado "De la Inversión Pública", don Rafael Arias-Salgado, ministro de fomento, utiliza un estudio mío para "fundamentar racionalmente" las grandes inversiones públicas que el gobierno central está haciendo en la comunidad autónoma de Madrid (la comunidad con mayor renta per capita de España). El dato crucial citado por el señor ministro es que "la tasa de retorno del capital público invertido en Madrid es la más alta de España y que contaría con una relación 1,25 a 1 con respecto a Catalunya". Después de argumentar que esta elevada tasa de retorno de Madrid descalifica a quien acusa al gobierno de centralista, el señor ministro desafía a los "brillantes editorialistas a descender al terreno de la argumentación responsable y procedan a rebatir las estimaciones del profesor Sala-i-Martín". Permítame, señor ministro, que al no ser un brillante editorialista, no sea yo quien rebata mis propias estimaciones. Déjeme, sin embargo, comentar el uso que usted hace de ellas.

Ante todo, me alegro enormemente de que utilice usted la rentabilidad estimada para dirigir sus inversiones públicas (ya era hora de que un ministro decidiera dónde y cuánto invertir basándose en la racionalidad económica y no en presiones políticas y electorales o en quien sabe qué) y me alegro aún más de que utilice mis propias estimaciones de tales tasas de rentabilidad. Y tiene used toda la razón cuando dice que, desde este punto de vista, la inversión pública en la comunidad de Madrid está plenamente justificada. El problema de su argumento, sin embargo, es que si sigue mirando las estimaciones de mi estudio, verá que la segunda tasa de retorno más elevada del país es la de Catalunya, seguida de la de Baleares y la de Valencia. La rentabilidad más baja, por el contrario, es la de Navarra, la de La Rioja, la de Extremadura y la de Castilla-La Mancha. Es decir, si lo que busca el gobierno es maximizar el rendimiento de las inversiones públicas, es cierto, como dice el ministro, que debería invertir en Madrid primero ... pero también es cierto que debería invertir en Catalunya y Baleares segundo y seguir bajando hasta, muy al final, llegar a unas pequeñas tasas de inversión en La Rioja, Castilla-La Mancha y Extremadura. Si se fija el señor ministro, verá que no es exactamente eso lo que ustedes hacen ya que la relación entre la inversión pública en cada comunidad y la tasa de retorno es básicamente nula lo que indica que las decisiones de inversión pública no se toman, lamentablemente y para mi desilusión, basándose en criterios de eficiencia económica. No debería usted, por lo tanto, justificar las inversiones en Madrid basándose en dichos criterios.

El segundo punto que me gustaría señalar es que la metodología de mi estudio calcula la tasa de retorno de la inversión pública bajo el supuesto de que los capitales públicos y privados son complementarios. Es decir, las carreteras públicas hacen que los vehículos privados puedan viajar de manera mejor y más segura. Por lo tanto, una tasa de retorno pública elevada indica que el nivel de capital público es pequeño comparado con el stock de capital privado. La pregunta es: Por qué el stock de capital privado es tan elevado en Madrid? Seguramente, parte de la respuesta es que muchas empresas creen que la "legendaria tradición industrial y comercial" de Madrid es suficientemente atractiva como para acometer una parte importante de sus inversiones en esa comunidad. Ahora bien, también es cierto que en Madrid se encuentra el poder y que, para comprar y vender favores políticos, hay que estar allí. Y esto no sólo pasa en Madrid sino que pasa en todas las capitales del mundo: los grupos de presión política deben acercarse a la capital. Por lo tanto, el hecho de que tantas empresas privadas (de Madrid, de Catalunya o de Euskadi) inviertan en Madrid podría ser, de por sí, un signo de centralismo. Al fin y al cabo, si las empresas catalanas no fueran a Madrid a mendigar favores políticos, realizarían sus inversiones en Catalunya, lo cual no sólo generaría una mayor riqueza en Catalunya sino que aumentaría la tasa de retorno de dicha comunidad.

Para entendernos, es como si el Sheriff de Nottingham (el de Robin Hood) "confiscara" los carruajes de la población del nordeste y, tras entregarlos a los ciudadanos del centro del bosque, viniera el ministro de fomento de Sherwood y decidiese qué caminos construir basándose en el número de carruajes privados que hay en cada comunidad. "Como no tenéis carruajes", diría el ministro ante la indignación de los ciudadanos del nordeste, "para qué queréis carreteras?". Y la verdad es que, desde un punto de vista económico, el ministro de fomento tendría razón: como en el nordeste hay menos carruajes (capital privado) que en el centro, la tasa de retorno "económica" de la inversión en caminos sería superior en el centro y, por lo tanto, habría que construir más caminos (capital público) en el centro. Pero note, señor ministro, que dicha tasa de retorno no daría ninguna información sobre el grado de centralismo del gobierno de Sherwood dado que, si no se "confiscaran" los carruajes del nordeste, no sería tan deseable invertir en el centro.

En resumen, señor ministro, peléese usted con el señor Josep Puig todo lo que quiera, pero no cite mis estudios como justificación de sus decisiones de invertir en Madrid hasta que invierta usted mucho más (en términos per capita o como fracción del PIB) en Catalunya de lo que lo hace en Extremadura o Andalucía. Si quiere justificar su política con studios científicos, hágalo...pero sea consecuente e invierta allí donde es rentable. Los catalanes se lo agradecerán.

Xavier Sala i Martín,

Catedrático de Economía de Columbia University y Profesor de la Universitat Pompeu Fabra

Traducido por Marc A. Munné

© Xavier Sala-i-Martin, 1998.