Capítulo 3: La hegemonía cristiana en la península (siglos XIII-XV)

Arquitectura gótica

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León: catedral. Barcelona: Sta. María del Mar. Burgos: catedral. Burgos: detalle. [image]. Santiago: Gil de Siloé

El estilo arquitectónico llamado gótico representa el segundo gran estilo internacional de la Edad Media. Como el románico, se desarrolla primero en Francia y se extiende a otras zonas del continente, sobre todo el centro de Europa, Inglaterra y la Península Ibérica. (Tendrá menos influencia en Italia.) El término "gótico" es un anacronismo y en su origen era despectivo. No tiene nada que ver con los godos, sino que se utilizó por primera vez en el siglo XVI para referirse a obras de arquitectura “anticuadas” que no reflejaban la estética clasicista de los artistas del Renacimiento que imitaban los estilos de la antigüedad grecorromana. Lo más típico de la arquitectura gótica son los arcos apuntados. Esta forma permite la construcción de estructuras mucho más altas, con la adición de arbotantes (ing. flying buttresses) que apoyan los muros desde fuera. Los muros así tampoco tenían que ser tan gruesos como en el rómanico. De esta manera pudieron construirse grandes ventanas y vidrieras que admitían mucha luz. Arriba, la fachada de la catedral de León, comenzada en el siglo XIII, en la que se ven claramente los arcos apuntados. La segunda imagen es del interior de la catedral de Santa María del Mar en Barcelona, en la que se aprecian las bóvedas de crucería (el efecto de cruzar dos arcos apuntados) y la gran cantidad de luz que entra por las altas ventanas. En las imágenes tercera y cuarta, la catedral de Burgos, empezada en el siglo XIII y completada en el XV por Juan de Colonia, un arquitecto alemán, en la fase final del estilo cuando la ornamentación llegó a dominar. En el arco de un pórtico de la catedral de Burgos se pueden apreciar los cambios estilísticos en la escultura: aquí, Jesucristo con los cuatro evangelistas y los doce apóstoles. Finalmente, una estatuilla del escultor Gil de Siloé del siglo XV. Representa a Santiago, vestido de peregrino. La estatua, ahora en el Museo Metropolitan, originalmente formaba parte de la tumba de Juan II en la catedral de Burgos comisionada por su hija, Isabel I “la Católica”, hacia 1489. Muestra el gran naturalismo alcanzado por el estilo gótico tardío, en contraste con el románico.