Capítulo 3: La hegemonía cristiana en la península (siglos XIII-XV)

"Reconquista”

Hay básicamente cuatro razones para rechazar este término:

1) El término “reconquista” es un anacronismo en el sentido de que no se utilizaba en la Edad Media (aunque los clérigos que apoyaban una mentalidad de cruzada, sobre todo a partir del siglo XII, hablaban de “restituir” ciudades y tierras al cristianismo); desde luego, la gente del Medievo no hablaba de “la Reconquista” (ni tampoco de “la Restitución”) como si fuera una cosa con una existencia objetiva. Otra cosa sería si los visigodos hubieran podido reconquistar en una o dos generaciones las tierras perdidas.

2) Realmente no se puede hablar en el campo de las acciones humanas de un “proceso” coherente que dura casi 800 años (entre 711 y la caída de Granada en 1492) como si las incontables generaciones participantes en ese supuesto proceso hubieran podido mantener milagrosamente la singularidad de su objetivo, en este caso, la “expulsión” de los musulmanes de la península.

3) El término Re-conquista implica que los que “reconquistan” son fundamentalmente los mismos que los conquistados originales; es decir que los ejércitos cristianos que conquistaron Toledo en 1085 eran esencialmente los mismos que dirigían la ciudad antes del 711, pero es absurdo pensar que hubo tal continuidad cultural durante casi 400 años. Los que conquistaron la ciudad eran los exponentes de una cultura muy diferente de la de los visigodos del siglo VII.

4) El término también implica que las tierras bajo control musulmán no eran fundamentalmente sus propias tierras y que eran en realidad tierras de cristianos. Por poner un ejemplo absurdo, hoy en día nos parecería ofensivo si Italia conquistara el norte de África y hablara de “reconquistar” y de colonizar esas tierras para la cristiandad. Como ya no viven musulmanes del siglo XIII, no se pueden ofender, pero nosotros seremos historiadores mucho más responsables si hablamos simplemente de “conquistas” cristianas de territorios musulmanes, al igual que hablamos de la conquista musulmana del reino visigodo.

Este término, harto problemático por varias razones, es todavía muy corriente en libros de historia sobre la Edad Media española. En los resúmenes históricos de esta clase se ha evitado rigurosamente. Como explica el historiador Richard Fletcher (que por otra parte utiliza el término), “Organizing their medieval history round the drama of the Reconquista has traditionally been a cherished feature of the self-image of the Spanish people. A potential national mythology could be spun about the Catholic, crusading mission of their medieval forebears. Above all, the kaleidoscopically jumbled history of the Spanish Middle Ages could be rendered intelligible by this radical simplification. Moralizing followed hard on the heels of simplifying. If the Reconquista was the destiny of medieval Spaniards, then persons or processes which were deemed to have delayed or obstructed it could be criticized, marginalized and vilified.” Como concepto, la “Reconquista” ha sido de extrema utilidad para los historiadores, cuya misión tradicional ha sido la de ofrecer una narrativa coherente de acontecimientos que carecen de esa supuesta coherencia. En realidad, representa una irresponsable simplificación ya que el período entre los siglos VIII y XV en la Península fue enormemente complejo. No se trata de una época de perpetuo conflicto entre “moros y cristianos” en el que son enemigos encarnizados. Ese es un mito posterior.