Capítulo 7: El imperio en crisis (siglo XVII)

Las meninas (1656) de Diego Velázquez

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La obra más célebre del pintor Diego Rodríguez de Silva y Velázquez es el cuadro de 1656 conocido como Las meninas. El título se refiere a las damas que servían a las princesas en la casa real española. (La palabra viene del portugués y significa en aquella lengua "muchacha".) En el cuadro, las meninas son las dos jóvenes a cada lado de la infanta Margarita, hija de Felipe IV y la reina, Mariana de Austria, cuyas figuras se ven reflejadas en el espejo al fondo.

Velázquez se considera la cumbre de la pintura barroca en España. Nació en Sevilla y estudió con el pintor sevillano Juan Pacheco. Sus obras más tempranas reflejan la influencia de pintores italianos como Caravaggio, sobre todo en el claroscuro y el naturalismo de las imágenes, pero desde esta base pronto desarrolló su propio estilo. En 1623 Felipe IV lo nombró pintor de la corte real. En 1628 conoció y entramó amistad con el renombrado pintor barroco Rubens, quien había viajado desde Flandes en una embajada a Felipe IV. Un año más tarde Velázquez consiguió permiso del rey para viajar a Italia. Visitó Roma, Venecia y Nápoles. A partir de este viaje se nota la influencia de la pintura veneciana, en particular en la soltura de sus pinceladas (apreciable en las imágenes más detalladas aquí). En 1648 volvió a Italia donde pintó uno de sus retratos más célebres, el del papa Inocencio X. Se le nombró caballero de la orden de Santiago en 1659. (Según la tradición, el propio Felipe IV pintó la cruz en su pecho en este cuadro.) Murió en 1660.

Meninas

Velázquez

Se ha debatido el posible significado de Las meninas, un cuadro sumamente enigmático —algo por otra parte muy del gusto de la época—. Evidentemente es una meditación sobre el arte de la pintura y la relación entre el pintor, su tema, sus materiales, sus patrocinadores y su público. Puede verse como un orgulloso autoelogio por parte de Velázquez, pero la presencia de las figuras humildes del cuadro (las meninas, los enanos y el perro) y la humanidad con la que se les representa puede templar la acusación de soberbia. Además, en la pared al fondo, se ven dos cuadros que se han identificado como los de su yerno Juan Bautista Martínez del Mazo: son copias de cuadros de Rubens con escenas de las Metamorfosis de Ovidio, una de las cuales es la historia de Aracne, castigada por retar a Minerva, la diosa de las artes manuales, una especie de historia moralizante sobre los peligros del atrevimiento del artista.

A menudo se ha afirmado que los propios reyes están reflejados en el espejo al fondo, pero un examen más cuidadoso —teniendo en cuenta las reglas del perspectivismo y la dirección de las líneas del cuadro— revela que de hecho lo que se ve reflejado es la imagen de los reyes, es decir, el cuadro que Velázquez está pintando, iluminado por la ventana abierta a la derecha. (Véase el diagrama al final.)

El dramatismo de la escena tiene que ver precisamente con nuestro papel dentro del cuadro como espectadores: Velázquez graba aquí el momento en que alguien entra en la habitación, atrayendo de repente la atención de algunas de las figuras (el pintor, la infanta, la menina a su derecha y la enana). No por eso pierde su profundo sentido de intimidad. Nos ofrece una visión privilegiada de la vida de palacio.

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infanta Margarita meninaMari Bóbolaperrodiagrama