Capítulo 1: La Ilustración en España e Hispanoamérica (siglo XVIII)

Los virreinatos americanos en la pintura (s. XVIII)

 

1. 2. 3.

La sociedad de las Américas en el siglo XVIII era en general conservadora. No obstante, en lo concerniente a la aristocracia, las cortes virreinales a menudo introducían nuevas modas europeas —es decir, francesas, ya que la monarquía borbón en España mantenía estrechas relaciones con el país vecino— algo que podría tener gran simbolismo en el ámbito político. Los miembros de la aristocracia local que quisieran granjearse el favor de las autoridades virreinales y de las españolas a su vez considerarían estas modas como un modelo a imitar.

1. Fernando de Alencastre Noroña y Silva, Duque de Linares y Virrey de Nueva España (hoy México y Centroamérica) entre 1711 y 1716, nombrado por Felipe V, el nuevo monarca borbón; su retrato oficial y su lujosa indumentaria son ambos de estilo francés. 2. José Solís Folch de Cardona, el virrey de Nueva Granada (hoy Colombia) entre 1753 y 1761, bajo Fernando VI y Carlos III, en un cuadro pintado en Bogotá hacia 1770 tras su muerte; la moda sigue siendo francesa, aunque claramente ha cambiado en medio siglo. 3. Otro cuadro de estilo francés —con la excepción del llamativo escudo— de finales de siglo (h. 1770): una aristócrata limeña, Rosa María Salazar y Gabiño, Condesa de Monteblanco y Montemar, vestida según la moda europea de la época.

1. 2.

Una preocupación central de finales del siglo XVIII: la enseñanza. Dos cuadros mexicanos que tratan este tema. 1. Matías de Gálvez y Gallardo, virrey de Nueva España (1783-84) en un cuadro póstumo de 1790 que celebra su patrocinio de la Academia de San Carlos en México, una escuela de bellas artes fundada en 1781 e inspirada en la Academia de San Fernando, fundada en Madrid en 1752. Al fondo un profesor y su pupilo estudian una estatua neoclásica y dos niños pobres esperan con su papel de dibujo. (La academia admitía un cierto número de alumnos de las clases bajas.) 2. San Ignacio de Loyola enseñando a un grupo de niños. (Nótese la presencia de niñas también.) Los jesuitas se asociaban estrechamente con la enseñanza tradicional en las Américas, donde dirigían algunas de las instituciones educativas más importantes. Este cuadro de la segunda mitad del siglo es claramente de antes de la expulsión de los jesuitas de los territorios españoles en 1767. (La orden ya se había suprimido en Portugal en 1758 y en Francia en 1764.) A pesar de la asociación entre los jesuitas y la tradicional enseñanza católica, los niños de este cuadro visten la moda que en otro contexto se asociaría con los ilustrados del XVIII.

 

Esta pintura de hacia 1725 es una "genealogía" de los reyes de Perú que incluye a los monarcas españoles después de la conquista, empezando con Carlos V y acabando con Felipe V (Fernando VI, el último monarca, es una adición posterior). Fue probablemente comisión de un convento para las hijas de la aristocracia inca y serviría para avalar los reclamos de privilegios que se les negaba bajo el régimen colonial. En particular, los retratos de Carlos II y Felipe V hacen referencia a una proclamación hecha por el primero y reafirmada por el segundo en la que se declaraba que los indios no podían ser excluídos de cargos eclesiásticos en las colonias. La situación socioeconómica de los indios en Perú (incluso los miembros de lo que se suele llamar la aristocracia incaica), era pésima debido a los abusos y la opresión de las autoridades coloniales, lo cual desembocó en la rebelión indígena de finales de siglo.

 

1. 2.

1. El culto a la Virgen de Guadalupe cobró especial importancia en el siglo XVII en Nueva España cuando el arzobispado de México lo promocionó activamente. (La historia de la aparición milagrosa de la Virgen supuestamente se remonta a los primeros años de la conquista cuando se apareció a un indígena nahua llamado Juan Diego en una colina cercana a México. Las autoridades eclesiásticas le pidieron alguna prueba, y la Virgen volvió a aparecérsele esta vez dejando su imagen en su tilma, la túnica masculina de los mexicas, lo cual convenció a los sacerdotes.) Su popularidad no decae en el siglo XVIII; al contrario, a mediados de siglo, los eclesiásticos novohispanos apelan directamente al papa para conseguir la proclamación de la Virgen de Guadalupe como patrona universal de Nueva España. Este cuadro de 1756 conmemora esta proclamación papal de 1754. En la escena central el Papa presenta su bula a un clérigo mexicano; detrás dos ángeles sostienen la tilma con la milagrosa imagen y en una esquina, el indígena Juan Diego reza. En los márgenes están representadas en orlas de estilo rococó diferentes advocaciones de la Virgen María. Se ha argüido que la devoción a la Virgen de Guadalupe en Nueva España en el siglo XVIII puede asociarse con un incipiente nacionalismo criollo.

2. El culto al Niño Jesús de Huanca estaba centrado en Lima desde el siglo XVII y se asocia con el sincretismo en la expresión del catolicismo entre los indígenas andinos. Este cuadro del siglo XVIII es uno de los pocos ejemplos que sobreviven de esta figura iconográfica, en este caso con la “corona imperial” de los incas y la vestimenta de un obispo con motivos geométricos que evocan diseños incaicos. Es de suponer que hubo muchos más imágenes parecidas pero no han sobrevivido debido a su sistemática destrucción por parte de las autoridades coloniales a finales del siglo XVIII tras la rebelión indigena liderado por Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui) en Perú en 1781.

 

Mapas y vistas urbanas del s. XVIII

1. 2.

3.4.

5.

6.

1. Acapulco, 1712 (Puerto para los galeones de Manila); 2. Quito, 1734; 3. San Juan, s. XVIII; 4. Arzobispado de México, con parroquias dependientes, s. XVIII; 5. vista de México (biombo decorado), s. XVIII; 6. vista del Zócalo ("Plaza Mayor") de México, 1793.